lunes, 8 de marzo de 2010

De mis comisuras escapas

El humo aún borbotea de mis manos, las comisuras que ha un momento tocaron tu cuerpo en una despedida, un destello de tiempo que esperaba eterno; calidéz que durará hasta que el sueño decida vencer a mi cuerpo en un letargo anacrónico, con imágenes que revolotean en mis sentidos, los te quieros que se repiten vagamente en mi memoria, aquella lejana copa com-partida, ese halo de yogurt avellanado emitido por la embriaguéz.

Despierto, solsticio de chocolate que llena el espacio entre mi cuerpo y la ventana; otra vez la soledad, esa distancia de un par de puertas etereas que separan mis comisuras de tu sombra.

Volver a tocarte como fin, como principio; repetición eterna en la memoria de mis labios; sonrisa que se esfuma cada vez que la puerta se cierra como promesa de abrirse nuevamente en cuanto la vigilia te incite a levantar tu cuerpo de esa cama que te separa de mi abrazo.

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