viernes, 17 de septiembre de 2010

Una espina en el tintero.

Gratificante espina
me sirve ahora de pluma,
un tintero músculo
con eterea tinta marrón.

Cargo con mis venas la espina,
la hundo en ese tintero,
tintineo, gota exacta
escribe lo que no quiero.

Un poco más,
más tinta,
más tintineo,
mientras más hundo la pluma
menos siento,
menos digo.

Ya no escribo,
sólo gotas que discurren
llenan mi papel de tinta.
No hay objeto,
no hay deseo,
ya no soy
más que sangre que gotea.

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